El otoño es una estación que nos invita a recogernos, y es un buen momento para realizar una práctica de yoga donde llevar el cuerpo y la mente a ralentizar y descansar sus procesos preparándolo para el largo invierno.
Para ello es necesario hacer pequeños cambios, la entrada del otoño puede hacerte sentir un poco denso o más lento en tus movimientos. Es hora de escuchar el cuerpo y proponer una secuencia más Yin (tranquila y equilibrada), pero con profundidad y aceptación del momento actual. Una práctica desde la observación consciente de cada parte del cuerpo, manteniendo las asanas (posturas) por un tiempo prolongado y siguiendo un alineamiento natural, pasivo y nada invasivo.
En este caso vamos a enfocar nuestra práctica sobre el elemento metal que corresponde al otoño. El metal rige los meridianos de pulmón e intestino grueso. Sus emociones asociadas son inspiración y melancolía.
Aquí te dejo esta especial propuesta en la que puedes recrear un espacio íntimo a tu medida para recibir los beneficios de una práctica suave, tranquila y llena de vivencias relajantes.