Todo tiene un ciclo y su
propio tiempo, la manifestación cumple con las leyes de un nacimiento, un
crecimiento y un declive para volver a iniciar una nueva vuelta. Lo podemos
observar nosotros mismos en nuestros cuerpos, en el cabello, en las células, y más
allá en nuestro entorno, en el sol, la luna, las plantas, los animales, los
océanos con sus continuas mareas de renovación. Todo lo que está vivo se
percibe en continuos y relajados ciclos.
Aun así es muy difícil
para el ser humano respetar sus propios ritmos, hemos perdido el ritmo de lo
natural y hemos "ajustado" nuestra forma de vida a un traje muy
ceñido que ahoga y contiene, haciendo que nuestro cuerpo y nuestra mente se vea
sometida a procesos que no fluyen con sus verdaderos ritmos, a pesar de esto el
cuerpo se adapta y reacciona ¿pero a qué precio?
Pensamos que con llegar a
casa y tumbarnos en el sofá estamos descansando, o tal vez con dormir 6-7 horas
hemos descansado, o con salir después del trabajo a seguir con actividades
extras estamos descansando. Todo muy lejos de la realidad y de los sabios
ciclos del cuerpo humano.
"Ningún ser vivo
contempla saltarse los ciclos marcados. Ningún ser vivo pretende estar en lo
alto del ciclo todo el tiempo, con la energía a tope y el ánimo intacto. Ningún
ser vivo intenta ir contra lo natural. Solamente nosotros. No respetamos
nuestros altos y bajos, no respetamos nuestros descansos. No toleramos que
nadie detecte que no estamos al cien por cien. No da buena imagen descansar, no
da buena imagen recuperarse, no da buena imagen dormir, no da buena imagen
sentarse a mirar al horizonte, no da buena imagen rendir poco."
El descanso va más allá
de un simple estado de disfrute, tampoco parar es descansar. Descansar es un
estado, es una forma de vida, vivir descansado implica actuar bajo los ritmos
naturales del cuerpo en armonía con el entorno, respetar sus estaciones, sus
funciones fisiológicas, descansar implica conversar con tu cuerpo y escucharlo
a cada instante con atención, respondiendo no desde hábitos establecidos por el
entorno sino por las necesidades que él presente a cada momento.
Irma González Rivas